Osteopatía Visceral

Hernia de hiato

La hernia de hiato es una de las patologías más frecuentes del sistema digestivo.

El manual de principios de medicina interna Harrison define la hernia de hiato como “el paso de una parte del estómago hacia la cavidad torácica a través del hiato esofágico del diafragma.”

Médicamente se distinguen dos tipos: la hernia por deslizamiento, donde tanto la unión gastroesofágica (lo que vendría a ser el cardias) como la parte alta del estómago (el fundus) se deslizan hacia arriba; y la hernia paraesofágica, donde la unión gastroesofágica se mantiene correctamente posicionada, pero una parte del estómago se hernia a través del mismo hiato esofágico.

En algún caso pueden ser asíntomáticas y se detectan en pruebas por otras cosas, pero generalmente provocan una sintomatología que engloba especialmente la dispepsia (dolor y/o malestar epigástrico), los reflujos gastroesofágicos, pirosis (crémor) y gases (eructos).
Hernia de hiato
El paciente mejora en sedestación y empeora estirado. Especialmente se lo nota por la noche, sobre todo si ha hecho una comida abundante, ha comido recientemente o bien ésta ha sido rica en grasas. Muchos pacientes elevan el cabezal de la cama para dormir y mejoran. Puede afectar igual a hombres y mujeres ya menudo aparecen más con la edad. Los motivos pueden ser diversos: debilidad ligamentosa, pérdida de tono del cardias, aumento de la presión intraabdominal… No todo ardor en el epigastrio equivale a una hernia de hiato, por ejemplo, patologías cardíacas también pueden confundirse.
Es necesario que un médico haga el diagnóstico, que puede incluir la endoscopia o radiografía con contraste de bario. El tratamiento (habitualmente no quirúrgico) suele incluir recomendaciones y un protector gástrico (omeprazol o derivados). Cabe decir que éstos pueden interferir en la absorción de algunos nutrientes.
En osteopatía, por lo general, podemos ayudar a reducir los síntomas.
El tratamiento es manual y sigue unas líneas básicas:
  • Mejorar la movilidad del estómago. Si mejora la movilidad, mejora la función. Aquí se incluyen maniobras suaves de descenso del estómago.
  • Trabajar sobre el diafragma, buscando reducir algo un posible exceso de presión positiva abdominal que favorezca la no ascensión de la hernia. Esto puede incluir trabajar en la zona cervical media, origen del nervio frénico, que inerva este músculo tan importante.
  • Favorecer un mejor equilibrio del sistema vegetativo. Se trabaja especialmente sobre la zona dorsal media y sobre el cráneo. El trabajo aquí es difícil, por la ubicación de sus estructuras.

Normalmente tres sesiones son ya suficientes para que el paciente pueda evaluar si el tratamiento le ayuda. Si no es así, no suelo continuar. Si logramos ayudar, buscamos espaciar las sesiones hasta encontrar, en función de lo que nos dice el paciente, el tiempo óptimo entre sesiones. Una forma de evaluar el beneficio de las sesiones es una menor necesidad de uso del protector gástrico.

Si tienes dudas, consúltanos en osteopatía.

Jonathan Codina
Fisioterapeuta 4605. Osteópata DO, MROE 310.